La decisión

La gran decisión. Así lo viví:

Un buen día te levantas por la mañana y no sabes que tu vida va a cambiar. Todo te parece igual pero en algún momento, durante las próximas 24 horas, vas a tomar una decisión que cambiará el rumbo que llevas. Dar ese golpe de timón que siempre has querido hacer. Ese giro de 180 grados para ir en busca de nuevos horizontes y nuevas metas.

Para mí el 30 de abril de 2013 fue una de esas fechas únicas.

El día empezó como de costumbre, con el repetitivo sonido de la alarma recordándome que debía activarme para ir al trabajo. Había sueño y casi hubiese vendido mi alma al diablo por media horita más pero, gracias a Dios, rechacé el trato. Mañana quizá vuelva a negociar pero hoy no me has cazado. Una vez ya he encendido motores, la verdad que me pongo en marcha rápido, y como siempre,  salgo pitando. Todos sabemos que cada minuto cuenta en esta carrera matutina multitudinaria al curro.

Llegué a destino y empecé con mis dosis de cafeína reglamentarias para afrontar otra jornada laboral. Pasaron las horas y el día de la marmota transcurría sin incidencias destacables. Por fin cumplí con los que me remuneran cada final de mes y me tomé la libertad de escaparme al gimnasio para cuidar un poco el cuerpo. Mientras mis músculos luchaban contra los efectos de la gravedad en las pesas, mi mente ya estaba pensando en lo que realmente había esperado durante todo el día, ir a ver el partido de Champions league con los amigos. Era buen plan, estar con los amigos siempre lo es.

Es importante aclarar que la cita futbolera era con varios colegas, con mi primo Carlos y en casa de Marcial y Gaby, una pareja que en el 2011 dio la vuelta al mundo (Blog: www.siemprehaciaeloeste.com). El magnetismo que desprenden ambos, después de haber vivido las mil y una aventuras por el mundo, no deja indiferente a nadie. Cada historia que cuentan cala de mala manera. Sobre todo a gente como yo, aventurero de nacimiento, amante de la naturaleza y que admira a quienes se atreven a luchar por salir de lo preestablecido en sus vidas.

La velada de Champions fue muy emocionante pero un servidor es perico así que puedo decir, sin miedo a equivocarme, que estas noches no suelen quitarme el sueño pero nada más lejos de la realidad.

Esa noche algunas estrellas debían tener una conjunción especial para mí porque algo empezaba a no salir como de costumbre. La conversación inocente que tenía con Marcial sobre lo que me gustaría dar la vuelta al mundo, que no era la primera vez que la tenía, empezó a coger un cariz más serio, más de verdad. Sin saber realmente donde me estaba llevando esta charla me di cuenta que había llegado el momento de poner las cartas sobre la mesa. Reflexioné sobre mi vida en general. Para mí, el día a día que llevaba era bueno. Me considero positivo compulsivo, es más, tengo un buen trabajo, buen coche y vivía por el bonito barrio de Gracia de Barcelona. Buena vida. A grandes rasgos no tengo derecho a quejarme de nada pero algo faltaba. Yo creía que era una compañera de viaje. Alguien con quien compartir la experiencia única de dar la vuelta al mundo pero en ese instante, Marcial, con una serenidad y elegancia digna de las mejores cobras reales antes de inyectarte el veneno en sangre, me dijo, apoyando su mano sobre mi hombro: “no seas tonto, si no tienes a nadie, vete solo”, “te lo pasarás mejor” añadió.

¡Los efectos del veneno en sangre fueron inmediatos y el único antídoto es darse una vuelta por el mundo! ¡No busquéis más, que no hay otro! jajaja

Algún engranaje debió moverse en mi interior porque noté que las piezas encajaron. Me lancé y dije: ¡Lo voy a hacer! ¡Me voy a dar la vuelta al mundo un año! En ese momento sensaciones encontradas viajaron por mi cabeza. Era mi lado conservador y acomodado discutiendo con mi lado aventurero e imprudente pero mi mente no tardó en poner orden dando como vencedor a mi lado viajero y sentenciando además con un: ya no hay vuelta atrás, chavalote.

Prácticamente desde el minuto uno te das cuenta que la monótona rutina muere y nacen unas ganas insaciables de vivir nuevas experiencias. No vuelves a ser el mismo porque  sabes que el viaje ya ha empezado. Algo en tu interior se calma y cuando van pasando los días compruebas que las decisiones importantes que has de tomar para conseguir tu sueño salen solas. Tener este objetivo te da una energía indomable. Tu moral se fortalece y sobre todo dejas de sentir que tu tiempo se escapa.

Pensarás… ¡Qué envidia! ¡Qué suerte tienes! O también, ¡Qué locura! ¡Esto yo no puedo ni planteármelo! Yo te digo: ¡Sí que puedes! Cada uno tiene sus circunstancias y lo vivirá a su manera pero si realmente lo deseas, al final, sabrás encontrar esa fórmula mágica para conseguirlo.

Si esa encantadora noche no fue ya lo suficientemente intensa aún me aguardaba una última sorpresa. Había estado tan enfrascado en mis cosas que tardé en darme cuenta que había otra persona con mis mismos síntomas. Otro que sufría los efectos de esa mordedura real incurable. ¡Mi primo y amigo Carlos! Esperemos que nos cuente él qué pasó por su cabeza y cómo lo vivió, pero recuerdo perfectamente su semblante pensativo, como ese que pones en el póquer cuando sabes que tienes buenas cartas y presientes… ¡Esto es un «all in»!

Así que al final, ya no me voy solo, él se viene conmigo, o yo con él, ¡lo mismo da! Mejor imposible.

Toquemos madera deseando que todo salga bien en el viaje, pero a día de hoy algo está claro, tomar esta decisión es correcta solo por el hecho de saber que te sientes feliz. Por eso para mí es un placer compartir con vosotros esta nueva etapa de mi vida y sus motivaciones. Los que me conocéis, sabéis que no me van a faltar ganas de disfrutar cada instante y os invito a que si en algún momento queréis escaparos de vuestra ciudad para coincidir en algún lejano país de este fantástico mundo, allí me tendréis para compartir experiencias únicas.

Pablo