22 – 29 abril. New Zealand (North Island). A new world to enjoy

Auckland sea

(By Carlos)

Nuestra llegada a Auckland a las 4 de la mañana desde Santiago de Chile nos llenó de optimismo. Todo aquel a quien nos acercamos nos pareció encantador. Los neozelandeses (o kiwis, como se autodenominan en honor al peculiar pájaro que habita únicamente en este país) son amables y bastante cachondos, campechanos diría (pero sin necesidad de tener sangre azul). También son algo difíciles de entender, con una escasa vocalización (dejaremos aquí los paralelismos XD). Esta actitud afable y abierta hacia el desconocido parece ampliarse a todo extranjero que se encuentre en el país, ya sea viajero de paso (como nosotros) o establecido por un tiempo, por lo que resulta un destino perfecto para cualquiera con ganas de conversar y de relacionarse con gente nueva.

Ponsonby Backpackers

Nueva Zelanda está formada por dos islas, norte y sur (para qué romperse la cabeza buscándoles un nombre original). Ambas tienen un tamaño similar, aunque la norte cuenta con mayor población. La isla sur es considerada la más «salvaje» con mayor presencia de la cultura maorí originaria y con una amplia zona de bosques y glaciares sin apenas presencia humana. Nuestros 20 días en el país se centraron en conocer varios destinos de la isla norte e ir descendiendo hasta la isla sur, que pensábamos circunvalar.

map_of_new-zealand

Auckland view

Nueva Zelanda es un país con una densidad de población muy baja (4,5 millones de habitantes para un territorio de unos 270.000 km², lo que viene a ser la mitad de España) y casi un tercio de los mismos viven en Auckland. Aún así, incluso esta ciudad nos pareció bastante tranquila. Quizás lo que más nos sorprendió fue la cantidad de asiáticos que vimos. Los datos confirmaron después nuestra percepción, ya que alrededor de un 13% de aucklanders son de raza asiática y, de ellos, un 20% ya son nacidos en Nueva Zelanda. La integración en este caso es cada vez mayor y es probable que acaben superando en número a los nativos maoríes, que representan un 15% de la población (600.000), y que están más presentes en la isla sur.

Parques de AucklandAuckland's Church

Streets of Auckland

Dedicamos nuestras primeras horas en el hostel de backpackers a relacionarnos con los futboleros europeos que iban apareciendo por el salón para ver de madrugada el encuentro de ida de Champions entre el Madrid y el Bayern, un alemán seguidor del nuevo equipo de Guardiola, un holandés anti Real Madrid y un irlandés fan de Mourinho y pro merengue en este caso. Una bonita estampa futbolera en un país tan alejado de ese deporte. Tras un mal y aburrido partido (1-0), Pablo y yo nos pateamos el centro de Auckland.

Auckland Harbour

Depósitos redecorados

Sailing in Auckland

En Auckland visitamos la renovada zona del puerto y subimos a la famosa Sky Tower, divisable desde cualquier punto de la ciudad. El precio de cualquier actividad en Nueva Zelanda es prohibitivo para un backpacker low cost, así que en aquel momento nos conformamos con disfrutar de las vistas de la ciudad desde lo alto y desestimamos caminar alrededor de la torre agarrados por un cable (skywalking) y la emocionante caída (casi) libre desde lo alto, también sujetos a un cable (skyfall). De todas formas, a veces hacemos excepciones y en este caso el gusanillo que le quedó a Pablo por no saltar fue haciéndose más y más grande hasta empujarle al día siguiente. Tenía que hacerlo y el dinero está para vivir experiencias de este tipo, claro que sí!

Auckland view

Punto al que se desciende desde la Sky Tower

Punto al que se desciende desde la Sky Tower

Así pues, en nuestro segundo día en Oceanía yo me dispuse a recorrer la cercana isla de Waiheke y sus bonitas playas y viñedos y el primo optó por algo más adrenalítico :) Entre los atractivos de Auckland está el de disponer a pocas horas a la redonda de bellas islas en las que pasar un día o un fin de semana. Waiheke es una de ellas, especialmente reconocida por contener varias reputadas bodegas de vinos. Disfruté recorriendo a pie la isla y contemplando las vistas desde diferentes puntos de la misma.

Viñedos

Vineyards

BuzónHouse to the seaPanorámicaCaminos de Waiheke

Costa de Waiheke

Costa de Waiheke
Family in front of the seaVineyard in Waiheke

Por la tarde, los primos nos reencontramos para asistir a un partido de rugby de uno de los cinco equipos neozelandeses que participan en una liga que cuenta además con equipos de Australia y de Sudáfrica. Se nos unió un colega del hostel llamdo Jordi, quien (ojo!) no es catalán, sino holandés. Al parecer, el nombre Jordi (así escrito) es cada vez más común en los Países Bajos, tal como nos explicó nuestro amigo al comprobar nuestra estupefacción tras decirnos cómo se llamaba. Con él compramos las entradas y juntos vimos nuestro primer partido de rugby profesional en un estadio.

Himno rugby game

Interior del estadio de rugby

Nos gustó la experiencia, aunque también resultó ser la primera gran muestra de las semejanzas entre Nueva Zelanda y Estados Unidos. En el lado bueno, podemos decir que nos encontramos en un recinto moderno, limpio, seguro, con todo tipo de facilidades. Por contra, la falta de animación en las gradas convertía al Camp Nou de Barcelona en algo parecido a La Bombonera de Buenos Aires. ¡Y eso que en Nueva Zelanda se permite la venta de alcohol en recintos deportivos! Nos comentaron que los partidos de la liga nacional, en la que tan solo participa un equipo kiwi y el resto son australianos, son «otra cosa». Al parecer, esa liga se considera «más del pueblo», la que siguen los nativos maoríes, quienes realmente ponen pasión en las gradas. Nos quedamos sin poder comprobarlo, pero en este encuentro Pablo y yo volvimos a ser talismán y los Blues de Auckland se impusieron al equipo que llegaba como favorito, desde la vecina Australia.

Rugby moments

Animación en el rugby

Por la noche seguimos comprobando cómo en las Antípodas todo es bien diferente. Nuestra llegada a un club de moda en fin de semana a las 11 de la noche nos hizo sentir realmente extranjeros. No solo porque todos (y casi todas) a nuestro alrededor midieran unos cuantos centímetros más a lo largo y ancho, sino también porque a aquella hora el ambiente era más propio de últimas horas de la madrugada. El elevado precio de cualquier alcohol diferente a la cerveza no invitaba a tratar de situarnos a su nivel, por lo que nos limitamos a disfrutar del ambiente, de la música y de la cuidada decoración de la multitud de pubs existentes.

Night club in Auckland

DJ in action

Dejamos Auckland con destino a Hamilton, donde tan solo hicimos noche. A la mañana siguiente yo tenía un destino claro: Matamata, la población en cuyos alrededores se encuentra el set de rodaje de Hobbiton, esto es, la aldea de los hobbits que podemos ver en las películas de ‘El Señor de los Anillos’ y de ‘El Hobbit’. Pablo consideró excesivos los 70 dólares de la visita, por lo que él se dirigió directamente a Rotorua, donde nos encontraríamos a última hora de la tarde.

Way to Hobbiton

Como en casa en Hobbiton

En mi caso, la visita a Hobbiton me hizo sentir como un niño. Desde que entré en la tienda que representaba a una casa típica de la Tierra Media que imaginó J.R.R. Tolkien en sus novelas comencé a sentir una excitación similar a la que viví cuando visité Disney World en mi niñez y que me acompañó durante toda la mañana (supongo que algunos fans de la saga me entenderán). Subir luego a un bus decorado al uso y rodeado de freakies como yo me resultó de lo más divertido, porque se palpaba la excitación, en mayor o menor medida, de todos ellos, adultos todos y conscientes también de estar a punto de visitar un lugar especial y que, por su lejanía, éramos afortunados de poder conocer.

Casa Hobbit en Matamata

Bus a Hobbiton

El lugar en cuestión se encuentra situado en una enorme extensión de terreno destinada al pasto de 13.000 ovejas. Actualmente, turistas procedentes de todo el mundo visitan día tras día el set de rodaje utilizado en las películas dirigidas por el director neozelandés Peter Jackson, previo pago de una generosa cantidad que se reparten al 50% los propietarios de los terrenos y el señor Jackson. Un lucrativo negocio que, sin embargo, no supieron ver desde el principio, ya que cuando finalizó el rodaje de la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’ se retiró todo el montaje que recreaba la aldea hobbit. Por suerte para todos, el rodaje posterior de la trilogía de ‘El Hobbit’ obligó a reconstruir el poblado ficticio y, esta vez sí, los responsables del mismo supieron mantener y conservar todo aquello para el disfrute de los fans y de sus bolsillos.

Campos de Matamata

Casas de HobbitonNo sabría decir si lo que se puede ver en este lugar cercano a Matamata satisfará a cualquier fan de los mundos de Tolkien y menos aún a quien no lo sea, pero yo recomendaría a casi cualquiera la visita. El lugar en el que se encuentra Hobbiton, rodeado de colinas verdes parece propio del bello mundo que imaginó el escritor británico y la representación de una aldea en la que se imaginó que vivieron unos seres de pequeño tamaño es perfecta. Eso sí, como suele suceder en el mundo del cine, no todo es lo que parece y las viviendas solo pueden verse por fuera y el único interior construido y visitable, el de la posada donde se ofrece una especie de sidra al visitante, no aparece en ninguna de las películas. En mi caso, la felicidad compartida y los recuerdos que transmite el lugar resultaron mágicos. Y qué fotos se saca uno ahí, oye!!!

This is HobbitonUn bocadito hobbitDurante la visita a Hobbiton coincidí con una simpática pareja de catalanes que se encontraban de vacaciones en Nueva Zelanda procedentes de Australia, donde residían desde hacía unos meses. Él es segundo entrenador de uno de los equipos de la Liga Australiana de fútbol y ella profesora de idiomas. Tras formarse en las categorías inferiores del FC Barcelona, él vivió la experiencia de entrenar a un equipo en Hong Kong y ahora había iniciado la aventura australiana. Él era un buen fanático de los mundos de Tolkien y ella le acompañaba en esa visita, que diría que también disfrutó. Les envío molts petonets y toda la suerte para la nueva temporada, Pau!!!

Como niños

Casas de hobbits

En Rotorua Pablo y yo pasamos la noche antes de dirigirnos a Taupo, lugar muy conocido por la belleza de su gran lago sobre el cual muchos deciden lanzarse en paracaídas. Pablo y yo pretendíamos hacer lo mismo y después realizar el famoso trekking del Tongariro. Sin embargo, el mal tiempo nos hizo posponer nuestros planes y optamos por avanzar nuestra visita a la isla sur. Aún teníamos tiempo por delante y esas dos actividades queríamos realizarlas en las mejores condiciones posibles. Y vaya si lo haríamos. Ahora era momento de conocer la isla sur, así que tocaba ferry y a por ello!

Reencuentro en Rotorua

Reencuentro en Rotorua

Ferry a Picton

*(Este post acaba de ser publicado desde un bus nocturno entre las ciudades vietnamitas de Nimh Binh y Dong Hoi, ahí es nada! :P)

25 enero – 7 febrero 2014. Redescubriendo el Mar en Panamá

PAblo&Carlos

(By Carlos)

Uno de los mayores alicientes que tenía este viaje era el de poder visitar lugares increíbles, de esos que te realzan los sentidos y que te transmiten sensaciones únicas. Y entre esos lugares no podíamos dejar de visitar algunos pertenecientes al mundo submarino. Solo había un pequeño inconveniente, nunca habíamos hecho submarinismo, así que necesitábamos obtener primero el título correspondiente, el Open Water de PADI, que te permite bucear con bombona de oxígeno hasta 18 metros de profundidad. Decidimos hacer el curso en Bocas del Toro (Panamá), siguiendo los buenos consejos de nuestro amigo Roger, que viajó antes que nosotros por el mundo, en su caso por libre. Roger no solo se sacó el título de buceo en el centro de buceo Starfleet, sino que posteriormente amplió su curso para pasar a trabajar como guía de buceo. Luego vimos que este paso es muy habitual entre viajeros que optan por quedarse en un lugar dando clases a cambio de cobijo y manutención. En nuestro caso, seguimos de recreo :)

Carlos starlett

En Bocas del Toro permanecimos 4 días, prácticamente dedicados en exclusiva al curso, que nos exigió de 9am a 6pm durante tres días y que no nos permitía despistarnos por las noches, ya que el buceo es una cosa seria a la que uno no puede acudir con resaca. Aún así, dispusimos de la primera y de la última noche para disfrutar de las juergas de Bocas del Toro en lugares como el Barco Hundido, La Iguana o Aqua Lounge, todos ellos con mucho encanto, aunque invadidos en mayor o menor medida por gringos y otros turistas deseosos de fiesta. Nos quedamos con las ganas de conocer las famosas playas de la zona, la verdadera atracción por la que la mayoría de panameños acuden a Bocas del Toro. Pero para Pablo y para mí el objetivo era aprender a bucear y en eso nos centramos.

Ready to dive

En Starfleet tuvimos como instructor al Gran Theodore, más conocido como Chombo. Nuestros compañeros fueron Marylin Miss Canada y Crazy Christian. Ella de Montreal, él de LA. Fue curioso ver cómo ella se adaptó perfectamente a las necesidades del buceo y él, skater, snowboarder y protagonista de locuras estilo Jackass como estrellar un coche de un salto contra una caravana o quemar su pelo con fuego, tuvo más problemas para adaptarse al medio submarino. Realmente esto del buceo no se parece a nada conocido y resulta extraño al principio, agobiante por momentos, pero en cuanto empiezas a nadar entre peces, corales y algas por primera vez empiezas a darte cuenta de que aquello es algo único que hay que vivir. Ahora tenemos el título. La siguiente inmersión será solo para disfrutar.

Grupo DivingDe Bocas del Toro recordaremos también la hospitalidad de Yurlenis en el Hostel Heike y del buen ambiente que allá encontramos. Mención especial para las catalanas Neus, María Ángeles, Aroa y Cristina, los cracks Nio y Pau (nos vemos en el Poble Sec), Martín de Buenos Aires (en un par de meses te contactamos) y, cómo no, para el superviajero David (Dadabcn en WordPress), que, cómo no, también es de Barcelona.

Heike

Es alucinante la de españoles con los que nos hemos cruzado en este primer mes de viaje y, hasta ahora, el 70% son catalanes. La mayor parte de ellos se encuentran viajando, pero no son pocos los españoles que trabajan o estudian por un largo tiempo en el país que visitamos. David lleva ya un año y cuatro meses por el mundo y, aunque volverá próximamente a casa, tiene claro que no parará de viajar.

Baño

Boxeo niñas Boxeo chavalesDejamos Bocas del Toro como tocaba, celebrando por todo lo alto la obtención de nuestro título de buceo Open Water PADI con nuestro instructor y compañeros y luego uniéndonos a todos nuestros buenos amigos del Heike. Al día siguiente tocaba un largo viaje hacia Panamá City, con taxi boat a las 6 de la mañana, seguido de un bus de 10 horas del que bajamos con el culo torcido.

Panamá City SkylineAsí llegamos a la ciudad que algunos denominan el pequeño Miami, por su distrito financiero coronado por rascacielos, más propio de los USA que de Latinoámerica. Nos alojamos en Luna’s Castle, un viejo edificio reconvertido a hostel para backpackers, menos acogedor que Heike, pero igualmente recomendable para intercambiar impresiones con otros viajeros. De hecho, nos reencontramos allá por sorpresa con nuestros amigos Nio y Pau. La ubicación del hostel era perfecta, en pleno casco antiguo de Ciudad de Panamá, seguramente la zona más interesante para pasear, salir un ratillo o incluso para acercarse al Mercado de Marisco donde probar alguno de los famosos ceviches o cocktails de pescado.

Pau, Nio y PabloEn la capital de Panamá nos echamos unas buenas risas con el grupo panameño en el que nos introdujo Adriana, compañera de universidad y amiga de nuestro primo Javi. Nos resaltó cómo durante su estancia en Barcelona mucha gente se creía que su país era tercermundista y ahora podíamos comprobar la realidad. Con un crecimiento económico envidiable en estos días de crisis en la vieja Europa, Panamá está muy avanzado en muchos aspectos.

Adriana y los primos lejanosSin embargo, el país aún cuenta con uno de los mayores índices de desigualdad en Centroamérica y se calcula que cerca de un tercio de su población (750.000 habitantes) viven en los límites de la pobreza, con tan solo un dólar al día. No es para nada un país tan abierto al turismo como Costa Rica, pero su envidiable situación geográfica le permite gozar de unas perspectivas de futuro optimistas, por las que pasa la importante ampliación del Canal, que fue aprobada en referéndum por más del 60% de la población y que esperemos no se retrase más de lo debido. Por el momento, hay dudas sobre si Sacyr, la empresa española encargada de la tarea, será capaz de cumplir con lo acordado. Por su bien, por el de Panamá y por el de cualquier otra empresa española, esperemos que todo se arregle.

Pablito y Panamá CityAl día siguiente, un desayuno bien local y la visita al susodicho Canal de Panamá marcaron nuestra única jornada completa en la ciudad. El ya centenario canal puede decepcionar a más de uno, los barcos transitan lentamente en los tramos con esclusas y el proceso puede durar más de dos horas. Pero presenciar cómo el hombre ha conseguido unir dos océanos vale la pena. Los franceses iniciaron la obra y tuvieron que renunciar a su finalización. 22.000 personas murieron en dicho intento. Estados Unidos retomó el proyecto más adelante y apoyó la independencia de Panamá respecto a Colombia para controlar el Canal, del que disfrutaron hasta finales del siglo XX. (La influencia estadounidense en Panamá es enorme y se percibe tanto en los negocios, como en la ropa o en el deporte, de forma que los panameños  son un rara avis en la zona, que sitúan, por ejemplo, al béisbol y no al fútbol como su deporte número uno).

Canal con esclusas abiertas

Canal con esclusas cerradas

El Canal recorre 80 kilómetros y lo atraviesan unas 13.000 embarcaciones cada año, pagando diferente peaje en función de su peso (el precio medio por barco es de 30.000$) y deteniéndose en los tres tramos que regulan el diferente calado que llega del océano Pacífico y del Atlántico, llenando una esclusa con agua procedente de un lago artificial creado a tal efecto y vaciando la otra. Así vimos cómo pequeñas locomotoras valoradas en más de un millón de dólares ayudaban a un enorme barco de Hong Kong a transitar por un paso en el que parecía a punto de rozar con sus paredes. Es de aquellos lugares que uno valora haber visto con sus propios ojos. Y ya lo hemos visto. Checked it.

PlayaaPara viajar a Colombia seguimos uno de los consejos de nuestro nuevo amigo David. El transporte por el sur de Panamá se complica debido a la presencia de la guerrilla, por lo que la forma más barata en este caso acaba siendo una combinación de transporte terrestre y de lanchas algo complicada. El transporte más recurrido, el avión, resulta muy caro, así que optamos por la tercera vía, la que llevó a cabo David: en velero. Por un precio similar al del avión navegábamos con todo incluido durante cinco días , visitando durante los tres primeros las islas de San Blas, de las que todos los panameños nos hablaban maravillas. Los últimos dos días eran ya de travesía en mar abierto hasta llegar a un destino de los mejores que podíamos imaginar: Cartagena de Indias (Colombia).

(Para más info: www.sailingkoala.com)

Primates

El archipiélago de San Blas consta de más de 300 islas de las que tan solo están habitadas unas 50, por parte de los Kuna, un pueblo indígena con una lengua propia, completamente diferente al español, y dedicados únicamente a la pesca, a la recolección de cocos y a la elaboración de las molas, unas piezas de tela muy cotizadas en muchos países y por las que se pueden llegar a pagar cientos de dólares.

Niñas KunaNiños Kuna pescando

Aldea

En San Blas gozamos de tres días de presencia en el paraíso, a bordo del velero Sailing Koala, comandado por el capitán Fabián Arcila y su marinero y chef Carmelo Colomna, ambos colombianos. Ambos nos hicieron sentir como en casa y con ellos disfrutamos de grandes anécdotas y de buenísimas comidas, siempre rodeados de unas aguas turquesa y de islas de arena blanca y palmeras que nos situaban en una postal permanente. Lo pasamos genial con nuestros nueve compañeros de viaje. Se trataba de tres amigos suizos que hablaban español casi todo el tiempo, incluso a veces entre ellos. Eran Matt (de la parte germana y tan feliz como serio en su rostro) y los sonrientes francosuizos Gratien Barney Stinson y Damien Roger Federer, que renegaban tanto de los franceses como de sus vecinos suizos de la parte alemana, pero todo con mucha gracia y (casi) sin malicia. A Roger le acompañaba Andrea Arizmendi, la guapa catalana de Salou, de ascendencia gallega y mexicana, toda una mezcla explosiva. Ambos se conocieron en el hotel que Andrea regentaba en Nicaragua y luego se unió a ellos en una parte del viaje, antes de retornar a Europa por un tiempo. Historias que suceden viajando por el mundo. No será la última. En el pasaje contábamos también con las tulipanes holandesas Dorien y Karen, estudiantes de medicina y amantes de la naturaleza que Latinoamérica ofrece, y con la pareja canadiense de Vancouver, Samantha y Cole, que esperaban un bebé ya con 5 meses de embarazo y que habían decidido concederse un último regalito antes de que todo se centrara en el que estaba por venir.

Grupo Sailing Koala

Fueron tres días de charlas, lecturas, siestas, snorkelling, paseos y risas inmersos en paisajes únicos, sin saber en qué día ni hora vivíamos y sin que nos importara realmente, sin conexión alguna con el mundo exterior, como si el tiempo se hubiera detenido para hacernos disfrutar simplemente de lo que teníamos a nuestro alrededor y frente a nuestros ojos.

Carlos chessIslitaSalto

Fue un paréntesis extraordinario del que nos despertaron los dos días de oleaje y movimiento constante, pero que se vieron compensados de nuevo por la llegada a la bella Cartagena de Indias. Yo volvía a Colombia, Pablo se disponía a conocerla. Estábamos ansiosos por empezar a trotar de nuevo.

Carlos y el mar

Panamá: Dive & Friends. (By Pablo)

Grupo barco

La melancolía que sentimos al dejar Costa Rica con mil cosas aún por visitar quedó rápidamente compensada por la ilusión que genera el reto de adentrarse en un nuevo territorio por explorar, en este caso, un prometedor Panamá y su famosa zona costera de Bocas del Toro.

Con la mochila a la espalda encaramos la frontera por un puente de acero y su peligroso suelo entablado con grandes vacíos que obligaba estar muy atento para no caer al río. Al cruzarlo pensé que la escena era como una advertencia que nos daba la vida para estar siempre muy atentos a nuestros movimientos para no meternos en problemas.

puente
Inmediatamente después de ver el cartel de bienvenida al estado panameño, el olvidado verde militar hizo acto de presencia junto con su arma reglamentaria. Nos invitaron amablemente a pasar a una caseta de dudosa legalidad en el que te pegan un sello totalmente irrelevante en el pasaporte sacándote por la cara 3$ y luego te advierten que debes ir al edificio de inmigración para que te firmen la entrada.

frontera
Fuimos al edificio «oficial» para tener el verdadero sello de acceso y la señora de la aduana me solicitó que le mostrara el billete de vuelta a mi país. Tras explicarle que no lo tengo aún, que salgo vía Colombia, que la intención es estar solo 12 días aquí, que hasta el año que viene nada de España y que aún no existe ese billete de vuelta, me dice: pues no puedo firmarte la entrada. A mí me da la risa jejeje pero mantengo mi temple y la sigo taladrando hasta ganarla por agotamiento. Finalmente, me contesta: «vale, vale, no se lo digas a nadie pero te voy a firmar, no debería hacerlo pero te lo firmo», a todo esto Carlos estaba hablando con unos españoles, y mientras me pasaban el pasaporte por la pequeña ventanilla le digo… bueno se lo diré a mi compañero de viaje. ¿Ahhh pero no vienes solo? Si lo sé no te firmo, me dice. Se sieeente, pensé. jeje Luego vino Carlos y también le firmó el suyo a regañadientes. Fue curioso.

Se puede decir que salimos con rasguños superficiales en esta primera novatada de entrada, pero la moraleja de todo este rollo es que cuando cambias de país hay que estar con los seis sentidos activados y saber de antemano de que pie cojea cada puesto fronterizo.

Bocas del Toro nos esperaba con los brazos abiertos y había muchas ganas de ver este adorable lugar. Está ubicado extraordinariamente bien en medio de un archipiélago de islas paradisíacas y con un ambientazo nocturno envidiable así que ya tardábamos en ir.

Nos las prometíamos muy felices allí y así lo fue (jejeje) pero aclaro que la maldición que nos persigue de dejarnos cientos de cosas por ver, aquí actuó con su máxima virulencia. El obligado curso de buceo (PADI-Open Water) nos reclamaba más dedicación que la más exigente de las novias. Fueron tres días a full para poseer la cualidad de admirar en primera persona nuestro fabuloso mundo submarino. Sin duda, valió la pena.

Diving
Más divingObservar lo que esconde el mar bajo las olas es entrar en un nueva dimensión alucinante. Descender a sus profundidades reconfigura los sentidos haciendo que el sonido sea mucho más intenso, que los objetos engrandezcan pero sobretodo hace que experimentes la más real sensación de ingravidez sin estar en el espacio.

BAjo el mar

Después ves la constante lucha por la supervivencia de las diversas especies marinas y te das cuenta que ya has caído en las redes del buceo para siempre. Aprovecho para recordar lo importante que es conservar los corales de todo el mundo lo mejor posible ya que es en estos lugares en donde la mayoría de las pequeñas «crías» de todos pececillos encuentran ese refugio tan necesario para crecer en este exigente medio.

Caballito
LangostaAl salir de las clases de nuestra nueva afición íbamos siempre directos al hostel y fue aquí donde empezamos a darnos cuenta de dos importantes lecciones más para apuntar en este viaje de la vida.

Lo primero es que cuando vives como backpacker no pasas más de tres o cuatro días en un mismo sitio pero empiezas a darte cuenta de lo rápido que un nuevo hostel se te vuelve familiar. Solo con que pase un día vuelves a tener esa sensación de confianza pese a que la estancia es efímera. Además, al principio buscábamos habitaciones dobles y ahora ya dormimos en cuartos de 4 a 10 compañeros sin ningún complejo. Hay que economizar y en esto sí se puede.

Lo segundo es que nos hemos cruzado con gente a la que se le coge cariño muy rápido. Carlos ya ha citado a cada uno de los nuevos amigos ganados y que evitaré repetir, pero les mando un fuerte abrazo a tod@s! En Barna nos vemos con unas birras en las manos, campeon@s.

GrupoDe todas formas, me permitiré hablar un poco de David que con más de 40 primaveras a sus espaldas lleva 1 año y 4 meses viajando (http://dadabcn.wordpress.com/2014/01/31/bocas-del-toro-caribe-panameno/). Te transmite buena energía y actitud positiva que demuestra que tomar estas decisiones de cambiar de rumbo en tu vida y darte una vuelta solo pueden llevarte hacia una dirección: ser mejor persona y ser más feliz. Bravo maestro.

la fotoLas noches de Bocas del Toro fueron muy auténticas pero durante el día faltó visitar sus islitas cercanas, como Red Frog, la de la Estrella, o incluso las dos islas donde se hizo la primera edición de Supervivientes. Vamos a tener que abrir un apartado de «lo que el ojo no vio» o algo así jeje. Aunque tampoco nos supo tan mal perdérnoslo, porque para irnos a Colombia, David nos recomendó hacer el trayecto en un velero que pasa por el archipiélago de San Blas. Estas son las islas más vírgenes que se pueden ver por estos latifundios para luego cruzar el mar del Caribe hasta Cartagena de Indias.

velero
Cuando navegas por estas aguas que antaño dominamos y ves a lo lejos los grupos de islotes rebosantes de vegetación piensas que algún cofre del tesoro sigue oculto por alguno de sus rincones. Si las palmeras hablaran… jejeje

tesoro

Observar como nace este iceberg de arena en medio del océano es sorprendente. La rápida pendiente que adquieren sus colinas subterráneas es una toda una obra maestra de ingeniería. Las bonitas estrellas de mar que se diseminan por todos lados le dan un toque artístico y de color envidiable.

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Grupo árbol

Los 3 primeros días de esta vida sin preocupaciones en pleno velero escondían una pequeña contraprestación sin importancia… 50 horas finales de navegación por pleno Atlántico para llegar a nuestra querida Colombia. He de reconocer que se hizo muy largo este trayecto y sobre todo las últimas 12 horas en las que nos alcanzó un improvisado temporal. Aun así lo volvería a hacer todo sin dudarlo. El regalo de pescar estando rodeado totalmente por agua y con un enorme astro rey despidiendo el día lo tengo tatuado en mi mente.

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La tripulación compuesta por el capitán Fabián, junto con su educado e infatigable trabajador Carmelo lo pusieron todo de su parte para hacernos pasar unos días de ensueño. Buena gente. Y compartir esto con nuestros queridos compañeros de mareos (hay que decir que aguantamos todos muy bien el tipo) no tiene precio. Os mando un fuerte abrazo a todos y lo dicho, en Barcelona tenéis una casa.

Con mi amigo Carmelo.

Con mi amigo Carmelo.

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Informo de que encontré a Pacho! Estaba en las islas de San Blas pateándose los millones de la "primi" :P

Informo de que encontré a Pancho! Estaba en las islas de San Blas pateándose los millones de la «primi» :P

Por último, he de decir que Carlos está siendo un compañero insustituible para mí en esta aventura que hemos iniciado juntos y de la que ya llevamos más de un mes. :P

Hasta la próxima, amig@s!!!

NEXT DESTINATION:  COLOMBIA

Colombia